Artista Visual dicta Taller Fotografía Intervenida

Elsa Pépin: "Exposición Memorias de una Dictadura es un trabajo político"

Exposición "Memorias de una Dictadura" es un trabajo político

Hace pocos días comenzó el taller “fotografía intervenida”, un trabajo sobre la memoria de la dictadura. En cinco sesiones la profesora de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile y artista visual, Elsa Pépin entregará a los asistentes las herramientas teóricas para realizar intervenciones fotográficas además visitarán algunos centros de detención y tortura, lugar en el que realizarán las fotos que serán intervenidas, los trabajos serán presentados en la exposición “Memoria de una Dictadura” en el Auditorio Pedro Ortíz el viernes 9 de septiembre entre las 16:00 y las 20 horas.

La profesora Adriana Espinoza del Departamento de Psicología de la Universidad de Chile, quien ha participado en la organización de estas actividades comentó que en el curso Trauma Psicosocial: Teoría Terapéutica “trabajamos la memoria y la elaboración psicosocial del trauma, por lo que la realización de este taller es muy complementaria con lo que nosotros vemos sobre este tema. Es como la parte práctica de mi ramo, que es teórico, soñamos con poder hacerlo todos los años como finalización, eso sería muy bueno. Y un constante trabajo en el tema de la memoria”.

La académica añadió que “cada año que enseño este curso me encuentro con jóvenes que no conocen eventos históricos de la dictadura, como el caso de Carmen Gloria Quintana. Intento acercarlos a la historia, vemos documentales, visitamos lugares de memoria, invitamos a personas, este año pudieron conversar con Manuel Guerrero. La idea es que se aproximen a este tema desde ellos como psicólogos, me preocupo que la reflexión sea con ellos, ya que es necesario saber que les pasa al conocer la experiencia de las violaciones a los derechos humanos. O sea debemos preocuparnos si podrían trabajar con una persona que vivió en carne propia la tortura, por ejemplo. Hay que instalar el tema, pero ver cómo les afecta, siempre es muy fuerte conocer estas historias”. 

La profesora Elsa Pépin, en la época de la Unidad Popular era voluntaria de un proyecto que luego del golpe de Estado fue suspendido, en ese momento comenzó a trabajar con los refugiados políticos. “Con el ir y venir de los exiliados, empecé a escuchar que la democracia no era tan democracia, yo soy militante de derechos humanos, así que el tema me preocupó. Al poco tiempo llegué a Chile y comencé a recorrer algunos lugares de memoria, en esa oportunidad conocí a familiares de detenidos desaparecidos, a ex presos políticos y torturados. A mediados de los ’90 me presentaron a algunos detenidos políticos de Antofagasta con quienes fui al campo de concentración de Chacabuco. Me quedé impactada. Recorrimos el lugar, es maravilloso ek desierto, pero atemorizante. Dos años más tarde volví sola, recorrí y fotografié nuevamente Chacabuco, al llegar a Francia y desarrollar las fotos me di cuenta que algo faltaba y ahí me surgió la idea de las fotos intervenidas”.

Elsa Pépin añadió que al establecerse en Chile fue parte de la organización recuperación de Londres 38 “en ese momento conocí al preso político más joven que fue detenido en ese luagr, con ellos entre a ese centro de tortura y muerte, y fue muy violento, porque el había sido torturado en ese lugar, entonces mientras yo sacaba las fotos él me contaba las cosas que le habían hecho, lo que le sucedió a otras personas, ahí cerré este concepto de la exposición Memoria de una Dictadura, fue un trabajo que duró diez años”.

Explicó que al inicio la exposición se presentó en varios países, en Francia, Holanda, Suiza, lugares en los que había refugiados políticos. “Pero la muestra estaba incompleta, en ese momento estaba solamente Chacabuco. En Francia hicimos un evento grande, ahí trabajé con alumnos del Liceo Internacional de Lyon. Conocí al profesor de castellano, una persona muy sensible con el tema de los derechos humanos en Chile, los niños -que tenían de 10 años hacia arriba- hicieron el recorrido, luego se realizaron charlas en las que abordamos el tema de la violencia política y lo que pasó en Chile. Se mostraron documentales y se realizaron diversas actividades con los estudiantes”.

Elsa Pépin añadió que con alumnos universitarios es la primera vez que realiza este tipo de trabajos “he participado, invitada por los alumnos del ex Pedagógico, para exponer en el marco de una jornada de tres días de reflexión sobre el golpe de Estado, pero ahí fui en mi calidad de activista de Derechos Humanos, fue sin taller, sin transmisión técnica a los alumnos. Esa es la diferencia con el curso que acabamos de empezar con la profesora Adriana Espinoza en el Departamento de Psicología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile”.

La artista visual explicó que el taller “Memoria de una Dictadura” tiene dos objetivos, “por un lado, como es evidente, denunciar porque todos los días surgen cosas nuevas, el caso Cheyre, el caso Víctor Jara, con lo que nos damos cuenta de que lo que nos han revelado es sólo la punta del Iceberg, entonces debemos seguir informando y denunciando. Y por otro, armar a la gente para defender sus derechos, la gente guarda silencia frente a los abusos”.

Trabajo de Memoria

El curso que realiza la académica Adriana Espinoza, acerca a los estudiantes al trabajo con personas que fueron víctimas directa o indirectamente de la violencia política y la violación a los derechos humanos. “Esta proximidad genera más memoria, porque se da que el papá dice cosas que nunca había comentado, de un tío, de un vecino, de un amigo que sufrió esto, van a surgir ideas colectivas, familiares. Hay toda una parte teórica de los derechos humanos, la parte analítica, del trauma social y político, el arte también lo podemos incluir”.


Por su parte Elsa Pépin comentó que “el trabajo en memoria es súper doloroso, es bastante útil, pero aún no es suficiente lo que se hace en derechos humanos, poder expresar a nivel gráfico lo que fue la tragedia de la dictadura en Chile permite el acceso a más personas. Mucha gente no puede leer los libros, no soporta la descripción de la tortura, yo creo que la exposición abre un espectro para que más personas puedan sensibilizarse con el tema”.

Añadió que desde su perspectiva Chile tiene una cultura de la tortura y que lo más preocupante es que ésta va acompañada del silencio sobre esos hechos, “me parece que en la medida que se siga torturando en Chile el tema de los derechos humanos no se puede dar por cerrado. Obvio que ya no es sistemática ni masiva como en el ’73, no se puede exagerar. Pero hay actos de tortura que se dan con el pueblo mapuche y especialmente con sus niños; con los estudiantes, con el asesinato de sindicalistas que quedan impunes. Y contra cualquier persona que levante un poco la voz y que no tenga la posibilidad de defenderse, por eso digo que hay una cultura de tortura que será difícil de erradicar”

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