Publicaciones científicas

Capacidades y género en Chile: ¿Suma o sistema de desigualdades?

Capacidades y género en Chile: ¿Suma o sistema de desigualdades?

Emmanuelle Barozet, Eduardo Candia (investigador asociado del Proyecto Desigualdades)y Virginia Guzmán (investigadora del Centro de Estudios de la Mujer), investigadores integrantes del Proyecto Desigualdades, junto con dos estudiantes en práctica, Bernardita Ihnen (Sociología, FACSO, Universidad de Chile) y Bettina Leiva (Economía de la Universidad de Santiago de Chile), fueron autoras/es de Capacidades y género: ¿Suma o sistema de desigualdades? El caso chileno. El artículo fue publicado en la Revista CEPAL Nª 107, de agosto de 2012.

En este artículo -se señala en el abstract del texto- se explora la influencia del sexo en las diferencias de capacidades de los individuos consideradas importantes para lograr resultados que determinan sus niveles de bienestar o deprivación. En términos de capacidades, se investiga la habilidad de los individuos para tener control material, cultural, social y político de su vida y entorno, distinguiendo la situación de hombres y mujeres.

Como co-autora de este artículo, participó la estudiante de Sociología de FACSO, Bernardita Ihnen, quien si bien comenzó participando en el proyecto como alumna en práctica, la calidad de su trabajo hizo que concluyera siendo una de las autoras del documento que aquí se presenta. "Esto es algo que no ocurre muy frecuentemente entre los estudiantes de pregrado que hacen sus prácticas, por lo que queremos destacar su participación en el texto", comentó la académica Emmanuelle Barozet.

Las hipótesis corroboradas

La hipótesis central del trabajo es que hay un menor desarrollo de las capacidades materiales y políticas en las mujeres con respecto a los hombres. En tanto que la relación entre género y capacidades cultural y social, pese a funcionar en la dirección esperada, no es suficientemente fuerte.

Estas capacidades fueron medidas de acuerdo con los índices elaborados especialmente a partir de las variables de la Encuesta Nacional de Estratificación Social de 2009, aplicadas en el marco del proyecto Desigualdades. En cada uno de los índices se combinó una gran cantidad de información a nivel individual, incluidas condiciones, prácticas o conductas y actitudes. "Esto permitió tener una mirada más compleja de cómo se expresan las diferencias entre mujeres y hombres y, a la vez, reducir la dimensionalidad del problema construyendo modelos de mayor parsimonia", explican las y los autores en el artículo.

Las mujeres muestran una capacidad material significativamente menor que los hombres -fundamenta el artículo- lo que, de acuerdo con la definición, entraña una menor habilidad de proveerse recursos en forma autónoma y abordar situaciones de riesgo y vulnerabilidad material originadas por el envejecimiento y problemas de salud a través de sistemas de previsión social.

Los resultados del estudio muestran que las mujeres de estratos más bajos y medios presentan mayor dependencia económica, a pesar de la influencia de otras capacidades. Esto pone en evidencia "el papel estructurante de las relaciones de género de la división sexual del trabajo, que adscribe a las mujeres la responsabilidad casi exclusiva del trabajo doméstico y cuidado no remunerado y al hombre la responsabilidad de proveedor. Esto coloca a las mujeres en una situación de dependencia de los ingresos y probablemente de las elecciones de los otros", continúa el artículo.

En cuanto a las capacidades culturales, las mujeres que ingresan al mercado de trabajo tienen mayores niveles de educación que los hombres. Lo cual es coherente con los resultados de los estudios de la CEPAL, el Centro de Estudios de la Mujer y el Instituto Nacional de Estadísticas. Estas organizaciones coinciden en señalar que en el campo de la educación las brechas por sexo han disminuido más significativamente en los últimos 20 años.

El artículo también desarrolla el análisis de la capacidad política de las mujeres en relación a los hombres. Tal diferencia, como ocurre con la división sexual del trabajo y la separación de los ámbitos productivos, las representaciones culturales sobre hombres y mujeres respecto de campos y capacidades de acción, la coexistencia de un doble poder -político y familiar- sobre las mujeres, evidencia las raíces culturales en que se asienta la misma. "Las representaciones adscriben a los hombres a los espacios de la política y las decisiones de país y a las mujeres a ámbitos de carácter más social o familiar", concluye el documento.

Últimas noticias