Ricard Vinyes, Doctor en Historia Contemporánea de la Universidad de Barcelona:

"Prohibir los homenajes sería prohibir una parte de la memoria de Chile"

"Prohibir homenajes sería prohibir una parte de la memoria de Chile"

Colaborar en el análisis de cómo se han dado los procesos de construcción de memoria pública en Chile y España, especialmente en aquellas personas que no vivieron los acontecimientos políticos y sociales de las últimas décadas, es uno de los objetivos que desarrollará en el país el Doctor en Historia Contemporánea de la Universidad de Barcelona, Ricard Vinyes.

"Eso seguro ayudará a conocer mejor la sociedad chilena y cómo construye su imaginario", sostiene el experto, quien estará durante casi un mes en el Departamento de Psicología en calidad de profesor visitante. Estadía que, por cierto, coincide con la discusión sobre memoria e historia que se ha generado en Chile a raíz de las últimas declaraciones del ex Presidente Patricio Aylwin respecto al Golpe Militar y del próximo homenaje que una fundación pretende hacer a Augusto Pinochet.

¿Qué importancia tienen lugares como Londres 38 y Villa Grimaldi en la construcción de la memoria chilena?
Ambos se han establecido como marcas territoriales urbanas y visibles, lo que es un gran paso resultante de un proceso de reinvindicación. Recordemos que esos lugares estaban amenazados: Villa Grimaldi iba a desaparecer y Londres 38 iba a quedar como algo desapercibido.Lo demás dependerá de la socialización que se pueda hacer de esos lugares, de la gestión que tengan, de la programación que hagan quienes los están gestionando y de que tengan claro que su actividad no debería dirigirse al universo de las víctimas sino al conjunto de la ciudadanía.Si no, queda todo en un consumo interno y eso no es bueno ni para las víctimas ni para el la sociedad chilena.

¿Ese tipo de memoriales ayuda a que "no se cometan los errores del pasado"?
No, no hay nada que ayude a que no se cometan los errores del pasado. Lo ha demostrado la historia de la humanidad. Sin ir más lejos, después de la Segunda Guerra Mundial, se produjo en los 90,en el centro de Europa, en Bosnia Herzegovina, una guerra terrible.
En mi opinión, lo más importante es que haya conciencia de responsabilidad. Los lugares de memoria son elementos que pueden contribuir a la existencia o generación de esa conciencia de responsabilidad; sin embargo, no son los únicos elementos. Cada vez estoy más convencido que lo realmente importante no es cómo es el lugar de memoria, sino cómo el conjunto de las instituciones de la sociedad han preparado al visitante que va a ese lugar de memoria. En ese sentido, es importante la existencia de una política pública de memoria que tenga un programa y que establezca que la memoria no es un deber sino que es un derecho civil, y que el Estado garantice ese derecho civil a todos los ciudadanos que lo quieran practicar.

A propósito, en 2011 hubo un homenaje a un torturador y pronto se hará otro a Augusto Pinochet ¿qué efectos tiene este tipo de actos en la memoria y/o historia del país?
Es un reflejo de la sociedad chilena: prohibir esos actos sería prohibir una parte de la memoria de Chile. A mí lo que me preocuparía es que esos homenajes fuesen hechos por la administración pública o realizados en lugares de propiedad pública. Eso es detestable.En Chile hay conflictos de memoria importantes. Por ejemplo, así como un teórico de la dictadura y del Golpe Militar- Jaime Guzmán - tiene un memorial y hay gente que festejaba el triunfo de Piñera porque consideraba que era un triunfo de Pinochet, también existe un Museo de la Memoria (que condena el Golpe) y que está haciendo un buen trabajo. Esos conflictos de memoria no se deben reprimir, si no, muy por el contrario, deben gestionarse.

Pero las agrupaciones de Derechos Humanos sostienen que el homenaje va a distorsionar la historia ¿puede un acto así efectivamente distorsionar la historia?

Yo no creo que sea un problema de historia sino que más bien es un problema de ética, pues pervierte la ética democrática. Defender que el Golpe era inevitable es distorsionar la historia, no hay duda, pero la historia se la apropia mucha gente. Hay varias causas que explican el Golpe y, sin embargo, una parte de la sociedad chilena, incluso historiadores, tienen la memoria de que era necesario. Es un juego de hegemonías y de conflictos.
Actuar de la misma manera en que actuó la dictadura, prohibiendo actos, no es adecuado porque genera una heroicidad en aquel que es prohibido. En Europa hubo una discusión acerca de si era necesario prohibir la presencia y venta en librerías de "Mi lucha", de Adolf Hitler. Yo defendí que sería peor si se vendiera clandestinamente, dado que todo lo clandestino tiene un atractivo. Lo importante es cómo se ganan las hegemonías culturales, de tal manera que nadie se interesa en comprar el libro y que, así como hay un homenaje privado a Pinochet, existan conmemoraciones públicas importantes que nos refrenden la lucha democrática, el estado de derecho y lo que realmente aconteció, y nos recuerden a los personajes destacados que defendieron la democracia. Lo terrible sería que no hubiese esa opción.
Más preocupante, en todo caso, me parecen las últimas declaraciones del ex Presidente Patricio Aylwin respecto al Golpe Militar.

¿Y cómo se puede gestionar un conflicto así?
Con una política pública que combine tres elementos: un objetivo, un programa y un instrumento. El objetivo es asumir las luchas y los conflictos como patrimonio de la nación para así adquirir mayores cuotas de democracia y de igualdad; el programa es para difundir ese patrimonio; y la institución es la que gestiona la elaboración del programa, su desarrollo y, al mismo tiempo, la que vigila que ese patrimonio sea conservado.
En este caso, una política pública tiene que defender el derecho a la memoria y que cualquier ciudadano pueda contribuir a la construcción de la memoria pública.

 

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